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Ayer estuvo en la tienda una de las chicas que trabaja en la peluquería a la que voy y, hablando del verano y de todo un poco, le comenté que tenía que pedirles hora para la semana que viene, que me voy unos días de viaje.
Ella, muy amable, me dijo que mirarían hoy cómo estaba la agenda y me llamarían.
Bien.
Esta mañana me he levantado, y cuando iba a escribir este mail, que además tengo que enviarle a mi profe de “copy” (estoy haciendo un curso para aprender a que estos mails te resulten cada vez más entretenidos y te aporten ideas interesantes), me ha entrado un ataque de anti-Diógenes.
He dejado no sé cuántas bolsas de ropa y otros enseres para regalar, luego me he pesado tras el mes de agosto en el pueblo (en qué momento, casi me da soponcio).
Encima me he mirado en el espejo y me he visto el pelo larguísimo después del verano.
Así que he pensado que necesitaba un cambio (no recordaba que esto ya lo pensé ayer) y, ni corta ni perezosa, he cogido la tijera y me he cortado unos quince centímetros de mi larga melena.
Eso sí, me he cortado solo del lado izquierdo, porque como no me dedico a esto y no soy zurda, lo he hecho así, como Dios me ha dado a entender. Pura intuición, vamos.
En estas estaba cuando ha sonado el teléfono y sí, me llamaban de la peluquería.
No me lo podía creer, me ha entrado un ataque de nervios cuando he oído a Pilar:
“Hola Carmen, te llamamos para reservarte cita para la semana que viene”
Yo, muerta de vergüenza, como una niña que ha hecho una trastada y a la que estuvieran viendo por un agujerito, con mi medio lado, el izquierdo, quince centímetros más corto, le he contestado lo primero que se me ha ocurrido, que lo había pensado mejor y que me diera hora para después de mis vacaciones, que con el mar y el sol y eso…prefería dejarlo para la vuelta.
Como ya no tenía solución, he seguido con el lado derecho y cuando he terminado con la escabechina he interrumpido a mi hijo, que mañana defiende su PFG (Proyecto de fin de grado) para que me viera porque necesitaba que alguien me diera su visto bueno.
Me ha dicho que estaba guapísima (es muy majo:)
Me he quedado más tranquila.
Ahora llevo melenita Bob corta, mejorable pero digna:)
Necesitaba un cambio.
Y lo necesitaba ya.
Pensarás que estoy loca, que no digo que no, o que soy un poco frívola por darle tanta importancia a cosas que quizás no las tengan.
Pero yo también tengo mis inseguridades, mis arrebatos y la necesidad de cambiar.
Y sí, me ilusionan estas pequeñas cosas, me da seguridad verme guapa, me apetecen los cambios
Estos días ya está la tienda lista con la colección de otoño, muchas cosas para estrenar ya, ligeras y perfectas para estos días, aunque todavía haga buen tiempo y no veo el momento de estrenar algo de la nueva temporada.
De hecho, ya me he separado un vestido fluido de lunares, un pantalón vaquero combinado con otro tejido y un conjunto de cárdigan y top de punto ideal que pienso estrenar este fin de semana.
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Y es que cuando me veo bien, me siento bien y soy capaz de hacer lo que me echen ese día, no sé, me vengo arriba.
Si a ti también te ocurre, ya tienes la nueva colección de otoño en la shop online y en la tienda, donde si te apetece te ayudaremos con nuestro asesoramiento y opinión profesional (además de la de tu hijo).
P.D: La semana que viene te hablaré de algunas tendencias de este otoño-invierno.
Unas te encantarán, otras no tanto. No te pierdas el próximo mail, te explicaré por qué te digo esto.
Pero tú, tranquila, te lo ponemos fácil, seleccionamos para ti lo que realmente te encaja y tú eliges.
P.D.2: Si quieres ver mis “habilidades” con la tijera, date una vuelta por nuestras redes sociales, me verás con mi nuevo estilismo y te enseñaré lo que vamos a recibir esta semana.
P.D.3: Si necesitas un nuevo corte de pelo, pide cita en tu peluquería.
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